El policía premiado cuestiona la política de seguridad: Se busca quitar autoridad a la policía y darla a los delincuentes

El policía premiado cuestiona la política de seguridad: Se busca quitar autoridad a la policía y darla a los delincuentes

En un controvertido y sorprendente giro de eventos, un policía condecorado ha decidido cuestionar abiertamente la política de seguridad implementada por las autoridades. Según sus declaraciones, la intención detrás de esta política es quitar autoridad a la policía y, en su lugar, darla a los delincuentes. Esta acusación ha generado un gran revuelo en la opinión pública, ya que muchos ven en esta medida una amenaza para la seguridad ciudadana. El policía, quien ha sido reconocido por su bravura y dedicación, ha decidido hablar en contra de esta política, poniendo en duda la efectividad de las medidas adoptadas por los responsables de la seguridad.

Agente de la Policía Nacional critica política de seguridad: Quieren quitarnos autoridad y darla a los delincuentes

El agente Iván Fuentes, premiado con el Premio a los Valores Humanos otorgado por la Fundación Policía Española, aprovechó su discurso de agradecimiento para dirigir un mensaje directo al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, presente en el acto.

Fuentes, condecorado junto a su compañero Samuel del Arco por su actuación el pasado 10 de junio al salvar la vida de una mujer que se lanzó al río Ebro desde el Puente del Pilar de Zaragoza, defendió que tanto él como su compañero no somos personas sublimes ni extraordinarias, ni pretendemos serlo, pero sí somos policías nacionales, lo que tal vez nos convierte en un poquito más extraordinarios, queramos o no.

El agente ironizó sobre la doble moralidad que se espera de los policías, afirmando que no me digan que no es extraordinario ser al mismo día asesino, racista, marioneta del poder, abusador y, de repente, héroe. ¿Cómo caben en un solo uniforme tantos disfraces? Es extraordinario.

Fuentes prosiguió su discurso, afirmando que desear ser policía es inexplicable. Una pulsión profunda, diminuta, del tamaño de una ceniza, que en un chasquido del alma un día se inflama y arde para siempre. Unos fuegos artificiales que no serían reales, salvo porque sentimos latir más fuerte nuestro corazón.

Es natural que nos enfademos, en ocasiones con formas no correctas, cuando alguien intenta extinguirnos el fuego o matarnos el corazón, dijo el agente, en referencia a la política de seguridad que, según él, busca quitarnos autoridad y dársela a los delincuentes.

Fuentes criticó la inacción del gobierno ante los ataques a los policías, afirmando que cuando intentan arrancarnos la vocación e intentan arrancarla cuando un desalmado sobrepasa con su lancha de mayor potencia a la barquichuela de guardias civiles [en alusión al asesinato de dos agentes en Barbate]. Cuando los narcos invisten sin miramientos el 'zeta' [coche policial en el argot del gremio] de otros compañeros que les impiden la huida.

No sea que ellos también se enfaden, ironizó el agente, en referencia a la falta de apoyo del gobierno a los policías.

Fuentes se preguntó ¿pero por qué? Porque no quieren acabar con el mal y sí destrozar al bien. Dennos cámaras corporales y verán cómo nos destrozan. Y el caso es que ser destrozados a nosotros nos da igual. Lo que nos molesta y nos hace enfadar es que la ocupa haga la vida imposible a nuestra madre. Que el miserable saque una navaja a nuestra hija para llevarse su móvil cuando vuelve de fiesta. O el canalla sin escrúpulos golpee a nuestro abuelo por la nuca para llevarse su pensión.

El agente pidió directamente al ministro que apoye a los policías con una ley fuerte que proteja el bien y estruje del cuello al mal, y no al revés. Apóyennos con todos los medios, déjennos trabajar y siéntanse orgullosos, concluyó.

Fuentes finalizó su discurso con un agradecimiento a la Policía Nacional y con un ¡Viva la Policía! ¡Viva el rey! y ¡Viva España!.