El síndrome de Tourette es un trastorno neurológico que afecta a miles de personas en todo el mundo, pero ¿cuántos saben que va más allá de los tics y los movimientos involuntarios? La sociedad suele asociar este trastorno con los tics, esos movimientos involuntarios y repetitivos que pueden ser causa de estigma y discriminación. Sin embargo, la realidad es que las personas con síndrome de Tourette también experimentan otros síntomas que van más allá de lo que se ve. Trastornos de ansiedad, como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), déficit de atención y otros problemas emocionales y de salud mental son algunas de las caras ocultas de este trastorno. En este artículo, exploraremos la complejidad del síndrome de Tourette y las realidades ocultas que rodean esta condición.
El síndrome de Tourette, más allá de los tics
Se calcula que entre un 0,4 y un 3,8% de los niños entre 5 y 18 años tienen síndrome de Tourette, un trastorno neurológico que puede afectar significativamente la calidad de vida de quienes lo padecen. Sin embargo, más allá de los tics, el síndrome de Tourette implica una serie de comorbilidades asociadas que provocan aún más malestar.
Elena Noguera, trabajadora social y secretaria general en la Asociación Madrileña de Pacientes con Síndrome de Tourette y Trastornos Asociados (AMPASTTA), destaca que en el síndrome de Tourette no hay una lesión cerebral, sino que se trata de una mala conexión entre los neurotransmisores de una parte del cerebro y otra.
La realidad detrás del síndrome de Tourette
La realidad es que el síndrome de Tourette tiene una parte neurológica, que son los tics, y una parte psiquiátrica, donde entra una sintomatología común a todos los Tourette. Todas las personas con Tourette, o prácticamente todas, tienen que convivir a diario con el déficit de atención o el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), además de otra sintomatología que puede darse solo en algunos casos o en determinadas épocas de la vida.
Estos síntomas, sobre todo si se presentan a la vez, acarrean una importante merma de su calidad de vida, por lo que, en muchos casos, el síndrome de Tourette lleva asociado algún grado de discapacidad.
Luchando contra la mofa y el estigma
Las personas con Tourette no solo tienen que enfrentarse a los obstáculos que les impone el síndrome, sino que también tienen que luchar contra la mofa y el estigma que sigue rodeando este trastorno. La representación errónea del síndrome de Tourette en los medios de comunicación, las películas y las series, contribuye a esta mofa y estigma.
La sociedad sigue viendo a las personas con Tourette como personas que van insultando por la calle y teniendo una serie de tics brutales, lo que es una representación falsa y cruel. La realidad es que son personas que tienen tics motores, pero no van gritando por la calle ni tienen movimientos obscenos.
La clave de una buena calidad de vida para los pacientes con síndrome de Tourette está en la aceptación del trastorno y aprender a vivir con él. La medicación puede ayudar en algunos casos, pero es importante acompañarla de terapia psicológica y acompañamiento.
La sociedad también puede ayudar a frenar el estigma y la mofa simplemente mirándoles de otra manera, entendiendo que la discapacidad y las patologías van más allá de lo visible.
En definitiva, debemos mirar más allá de lo que ven nuestros ojos y ponernos en el lugar de las personas con síndrome de Tourette, en lugar de reírnos o menospreciarlos.
Deja una respuesta