La pérdida de una vivienda es un evento que puede tener consecuencias graves y duraderas en la salud emocional de las personas. Según una reciente investigación, el desahucio no solo causa un trauma inmediato, sino que también puede tener un impacto emocional duradero, que puede superar el año y afectar negativamente la salud en general. Los resultados de este estudio revelan que la pérdida de una vivienda no solo es un problema de alojamiento, sino que también tiene implicaciones profundas en la salud mental y el bienestar de las personas. En este sentido, es fundamental abordar este tema desde una perspectiva más amplia, que tenga en cuenta las consecuencias a largo plazo del desahucio en la salud y el bienestar de las personas.
La pérdida de una vivienda puede dejar huella emocional duradera
Una investigación universitaria ha revelado que el duelo que supone la pérdida de la vivienda a través de un desahucio es un proceso que supera el año, lo que supone una experiencia mantenida que agrava toda una serie de sentimientos y malestares, incluidos los problemas de salud.
El estudio, titulado Mujeres ante los desahucios. Análisis de situación, factores de riesgo y consecuencias, se llevó a cabo entre abril y noviembre de 2023, y contó con la participación de 290 mujeres desahuciadas o en proceso de ello, procedentes de distintas provincias españolas.
Los resultados del informe, encargado por el Ministerio de Igualdad a un grupo investigador de la Universidad de Málaga (UMA), revelan que la falta de vivienda afecta de manera especial a las mujeres, quienes ante los procesos de desahucios no solo sufren la pérdida de su hogar, sino que además se ven expuestas de manera forzosa y silenciosa a múltiples situaciones de violencia, discriminación, estigma y exclusión.
Un trauma que puede afectar negativamente la salud y la vida de las mujeres
El estudio confirma el trauma que puede suponer ser desahuciada, especialmente en los perfiles analizados, e indica que la perspectiva de género en esta problemática es un enfoque olvidado en muchas ocasiones, que necesita y requiere de atención especial para hacerse oír.
Además, el informe destaca la necesidad de cambios estructurales para afrontar las situaciones que, vividas en primera persona, han trasladado las mujeres, las que respondieron al cuestionario y las que han participado en los grupos focales.
Entre los objetivos del estudio estaban analizar el perfil sociodemográfico del colectivo de mujeres más afectadas por los desahucios, determinar los factores de riesgo que sitúan a la mujer ante una mayor exclusión residencial y abordar el rol de cuidadora como causa de la exclusión residencial.
También se buscó especificar las consecuencias del proceso de un desahucio, considerando tanto aspectos sanitarios, haciendo especial hincapié en la salud mental, como a nivel familiar y social, además de valorar el grado de apoyo que ha supuesto, y supone, la existencia de redes solidarias de cara a la mujer ante un proceso de desahucio.
La fundamentación de la investigación se basa en el convencimiento, reflejado en distintas publicaciones científicas, de que las situaciones de falta de vivienda, al igual que otros problemas de desigualdad, afectan con mayor incidencia entre los colectivos más vulnerables.
El equipo de investigación, formado por los profesores de Trabajo Social Rafael Arredondo Quijada, María de las Olas Palma García y Ana Cristina Ruiz Mosquera y las estudiantes de máster Ane Pérez Monesma y Ana Carbellido Fernández, ha destacado la importancia de abordar esta problemática desde una perspectiva de género.
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