¿Qué le pasa a tu cuerpo cuando viajas en avión? Descubre los efectos sorprendentes del vuelo en tu salud

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¿Qué le pasa a tu cuerpo cuando viajas en avión? Descubre los efectos sorprendentes del vuelo en tu salud

Subir a un avión puede parecer una forma segura y cómoda de llegar a nuestro destino, pero ¿sabemos realmente lo que le pasa a nuestro cuerpo cuando estamos a miles de metros de altura? La verdad es que el vuelo en avión puede tener efectos sorprendentes en nuestra salud, algunos de los cuales pueden ser inquietantes. Desde la presión en los oídos hasta la desidratación, pasando por la falta de oxígeno, existen various factores que pueden afectar nuestra salud durante y después del vuelo. En este artículo, descubriremos los efectos del vuelo en la salud y te brindaremos consejos prácticos para viajar de manera segura y saludable.

Despega el vuelo, pero no olvides tus efectos en el cuerpo: ¿qué pasa cuando viajas en avión?

El coche es el medio de transporte preferido en España para viajar en vacaciones, según una encuesta realizada por Liberty Seguros. Sin embargo, hay ocasiones en las que esto no es posible, no es la elección más confortable o no es del gusto del individuo. El segundo lugar de la lista lo ocupa el avión, un medio seguro, rápido, cómodo y, en algunas ocasiones, tampoco excesivamente caro.

Este medio de transporte tiene muchas ventajas, pero también puede tener ciertos efectos sobre nuestro cuerpo que no siempre conocemos y que conviene tener en cuenta.

Efectos que tiene volar sobre el cuerpo

Efectos que tiene volar sobre el cuerpo

Hinchazón de piernas y pies: Pasar mucho tiempo en la misma posición puede provocar que nuestras piernas se hinchen, porque se acumula agua en ellas. En algunos casos, esto puede llegar a producir trombos o coágulos de sangre, lo que se conoce como el ‘síndrome de la clase turista’. Para evitar que esto suceda conviene estirar las piernas de vez en cuando, levantándonos si es posible, también llevar ropa cómoda y evitar prendas demasiado apretadas.

Deshidratación: Durante los vuelos perdemos gran cantidad de líquidos, la humedad relativa en la cabina suele ser menor de lo habitual, por lo que es recomendable beber agua antes, durante y después. Lo notamos en la piel, en las mucosas y los labios, además la deshidratación puede provocar estreñimiento, dolor de cabeza o irritación ocular.

Mayor riesgo de catarros: Lo cierto es que el aire del interior del avión se regenera cada poco tiempo, lo que hace que haya menos humedad, lo que hace que los virus se reproduzcan más rápidamente en este ambiente seco. El riesgo de contagio de uno de estos virus respiratorios es mayor.

Gases y estreñimiento: Es más habitual de lo que parece y se produce tanto porque con la presurización la presión disminuye y los gases intestinales se expanden, como por el tiempo que pasamos sentados, lo que ralentiza la digestión y los movimientos de los intestinos. Con la pérdida de agua que mencionábamos antes, empeoran los síntomas de estreñimiento.

Molestias en los oídos: Este es otro de esos efectos que casi todo el mundo conoce y que espera no tener que padecer. Los oídos se resienten, sobre todo durante los despegues, pero aún más en los aterrizajes por la diferencia de presión entre el interior y el exterior. Se suele recomendar mascar chicle para evitarlo.

Cansancio y dificultad para respirar: En algunas ocasiones pueden producirse estas situaciones, provocadas por la disminución del oxígeno durante el vuelo, algo similar a lo que sucedería al subir una montaña. También la humedad es menor, por lo que puede provocar sensación de fatiga, cansancio o incluso dolores de cabeza.

Pérdida del gusto y mal aliento: El aire seco de la cabina puede afectar a nuestras fosas nasales, lo que hace que nuestro sentido del gusto cambie. Además, durante el vuelo la producción de saliva se reduce, lo que hace que aumenten las bacterias de la boca, favoreciendo el mal aliento.

Radiación cósmica: Algunos de los efectos que produce volar son más conocidos, otros son más notables, y algunos, como este, sorprendentes. Un vuelo de unas 7 horas supondría una radiación similar a una radiografía de tórax, por suerte los expertos aseguran que para un viajero ocasional no supone ningún peligro.

Es importante tener en cuenta estos efectos para disfrutar de un viaje en avión seguro y cómodo.

Jorge Vidal

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