Según un estudio reciente, se ha identificado una práctica habitual y sana que puede significativamente mejorar la calidad del sueño en las personas. Este hallazgo, de relevancia en el ámbito de la salud y bienestar, ha despertado gran interés en la comunidad científica y público en general. La investigación revela que la adopción de esta práctica puede tener impactos positivos en la duración y profundidad del descanso nocturno, así como en la sensación de descanso al despertar. Estos resultados abren nuevas puertas en el estudio de los hábitos para un sueño reparador, demostrando que pequeños cambios en la rutina diaria pueden marcar una gran diferencia en la calidad de vida. Es fundamental estar atentos a estas conclusiones y considerar la implementación de esta recomendación para favorecer el descanso y bienestar general.
Hacer ejercicio regularmente mejora la calidad del sueño, según estudio internacional
La actividad física reduce el riesgo de insomnio y promueve un sueño reparador. Hacer ejercicio regularmente 2 o 3 veces por semana a largo plazo está relacionado con un menor riesgo actual de insomnio, así como con la capacidad de dormir las 6 a 9 horas recomendadas cada noche, según un estudio internacional de 10 años dirigido por Erla Bjornsdottir, del Departamento de Psicología en la Universidad de Reykjavik (Islandia).
Mejor salud general. Tal y como publica los investigadores en la revista 'BMJ Open', el ejercicio regular se asocia con una mejor salud general, y varios estudios han sugerido que la actividad física promueve una mejor calidad del sueño y puede mejorar los síntomas del insomnio crónico, señalan los investigadores. Pero no está del todo claro en qué medida el sexo, la edad, el peso (IMC), el estado físico general, la salud general y el tipo de ejercicio contribuyen a esta asociación, añaden.
La constancia en el ejercicio es clave para conciliar el sueño y dormir bien
Para explorar esto más a fondo, los investigadores evaluaron la frecuencia, duración e intensidad de la actividad física semanal y los síntomas de insomnio, el sueño nocturno y la somnolencia diurna entre adultos de mediana edad de 21 centros en nueve países europeos.
Después de ajustar por edad, sexo, peso (IMC), historial de tabaquismo y centro de estudio, aquellos que eran persistentemente activos tenían significativamente menos probabilidades de tener dificultades para conciliar el sueño y un menor riesgo de insomnio. Los síntomas de insomnio también se asociaron de forma independiente con la edad, el sexo femenino y el peso.
Los participantes persistentemente activos tenían significativamente más probabilidades de tener un sueño normal y menos probabilidades de tener un sueño corto o prolongado. Los investigadores concluyen que la constancia en el ejercicio a lo largo del tiempo es crucial para mantener los beneficios en la calidad del sueño.
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