En el mundo de la gastronomía, existen tradiciones y costumbres que se han mantenido durante siglos, y una de ellas es la de servir pan antes de la comida en los restaurantes. Pero, ¿cuál es el origen de esta práctica y qué función cumple en la experiencia gastronómica? En este artículo, exploraremos las tendencias gastronómicas que han llevado a esta costumbre a convertirse en una norma en la industria de la hospitalidad. Desde la perspectiva histórica hasta las razones psicológicas detrás de esta práctica, descubriremos por qué los restaurantes siguen sirviendo pan antes de la comida.
¿Por qué el pan antes de la comida puede cambiar tu apetito?
La escena es familiar en la mayoría de los restaurantes: un cliente llega, se acomoda en una mesa y, antes de que le sirvan la comida que ha pedido, el pan ya ha hecho acto de presencia. Si el hambre aprieta, es probable que el comensal dé un bocado a ese pan antes de probar su comida.
Este gesto, por muy inofensivo que pueda parecer, es el causante de que, pasado un tiempo después, el cliente decida con mayor probabilidad pedir también postre como colofón.
El secreto detrás de la costumbre del pan
La bioquímica francesa Jessie Inchauspé, especializada en el funcionamiento y control de la glucosa en sangre, ha explicado en una entrevista en el podcast 'On Purpose' la explicación científica que se esconde detrás de esta costumbre tan normal de ver en un restaurante.
Si das a la gente un poco de pan al comienzo de la comida, y tienen mucha hambre, se comen el pan, comienza explicando Inchauspé.
Los almidones presentes en el pan se convierten en glucosa, lo que provoca un rápido aumento de azúcar en la sangre. Aproximadamente 90 minutos después de haber ingerido el primer trozo de pan se alcanza un punto crítico.
Y en ese momento, se acerca el camarero y pregunta: '¿Hola, alguien quiere postre?' Ahí sientes ese intenso antojo de azúcar debido a esa caída del pico de glucosa, así que vas a pedir postre, aclara Inchauspé.
El consejo de la experta
En otro de sus vídeos publicados en su cuenta de Instagram, la bioquímica aconseja que el mejor momento para comer algo dulce es después de una comida, a modo de postre, y nunca como forma de picoteo ni como desayuno.
Cuando coma azúcar, asegúrese de consumirlo como postre después de una comida en lugar de hacerlo con el estómago vacío, recomienda.
De esa manera, indica esta experta, al haber ya otros alimentos en el estómago, se ralentizará la rapidez con la que las moléculas de glucosa llegarán al torrente sanguíneo. Así seguirás recibiendo toda la dopamina, pero con menos impacto en tus niveles de glucosa, concluye.
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