En un giro inesperado en la investigación del asesinato de los agentes en Barbate, la Universidad de Cádiz ha revelado que los detenidos inicialmente relacionados con el caso no son los responsables del crimen. Esta nueva información surge después de que una segunda persona, considerada sospechosa, declaró que tenía la intención de quitarles la vida a los agentes. Esta declaración ha llevado a los investigadores a reorientar su búsqueda de los responsables del asesinato. La Universidad de Cádiz ha decidido compartir esta información para aclarar la situación y evitar especulaciones infundadas. A continuación, se presentará un análisis detallado de los nuevos développements en el caso.
La UCO descarta que los detenidos fueran los responsables del asesinato de los agentes en Barbate
La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha rectificado la autoría del ataque fatal en el puerto de Barbate (Cádiz) el 9 de febrero, en el que murieron dos agentes. Se había atribuido a Kiko el Cabra y a otras cinco personas de su narcolancha, pero ahora se descarta su participación en los hechos.
Según el informe de la UCO, la narcolancha que embistió a la patrullera de la Guardia Civil tenía la intención clara e inequívoca de causarles un grave daño o quitarles la vida. No consta que portaran nada ilegal que tuvieran que defender.
Narcolancha sospechosa
La narcolancha cuatrimotora que embistió a la patrullera no portaba droga, ni petacas de gasolina, ni migrantes, a diferencia de otras ocasiones en las que los narcos protegen la carga huyendo de las fuerzas de seguridad.
El informe destaca que la narcolancha no tenía nada que 'defender' y, por tanto, la única explicación hallada para dar sentido al brutal ataque 'gratuito' acometido contra la embarcación de la Guardia Civil es la intención de causarles un grave daño quitarles la vida.
La narcolancha equivocada
Al menos tres personas ocupaban la narcolancha, según concluye el exhaustivo estudio de las grabaciones tanto de la cámara que portaba uno de los agentes asesinados, como las del circuito cerrado de televisión del puerto y otras conseguidas en fuentes abiertas.
De ese análisis se desprende que la narcolancha que atacó a la patrullera oficial tenía cuatro motores y una antena, mientras que la que fue intervenida también era cuatrimotor pero tenía dos antenas.
El informe recalca que los autores sabían que estaban atacando a la Guardia Civil. De la investigación se desprende también la clara situación de indefensión de la patrullera, dada la sustancial diferencia de tamaño, potencia y agilidad entre esta, mucho más lenta y liviana, y la narcolancha que les arrolló.
Los investigadores creen que los narcos se aprovecharon de una situación de desvalimiento de los agentes atacados, quienes a pesar de realizar disparos al aire no pudieron evitar el atentado.
Los detenidos siempre dijeron ser inocentes
En sus declaraciones en el juzgado, los seis arrestados, entre ellos el conocido Francisco Javier M.P., alías Kiko el Cabra, negaron en todo momento que fueran ellos los que viajaban en la narcolancha que embistió a los guardias civiles.
Los investigadores han visionado los vídeos y la secuencia de los hechos y han llegado a la conclusión de que la lancha que fue intervenida no fue la que impactó contra la patrullera y acabó con la vida de los agentes David Pérez y Miguel Ángel González.
El informe de la Guardia Civil reconoce que las imágenes analizadas no ofrecen detalle suficiente para poder identificar ni a las personas, ni a la marca de las embarcaciones, pero sí permite advertir todos los movimientos de una de ellas -la sospechosa- sin perderla de vista en ningún momento gracias a la superposición de las imágenes.
La Guardia Civil ha podido reconstruir todos los momentos inmediatamente anteriores, posteriores y simultáneos a las embestidas y por tanto individualizar la narcolancha responsable.
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