Rusia promete una respuesta dolorosa ante la incautación de sus activos en Estados Unidos.
La tensión entre Rusia y Estados Unidos ha alcanzado un nuevo nivel tras la incautación de activos rusos en territorio estadounidense. El gobierno ruso, liderado por el presidente Vladimir Putin, ha emitido una declaración contundente prometiendo una respuesta dolorosa a esta acción. Esta escalada en las tensiones diplomáticas entre ambas potencias podría tener repercusiones significativas en el ámbito político y económico a nivel internacional. La comunidad internacional observa con atención el desarrollo de estos acontecimientos, que podrían desencadenar una nueva crisis en las relaciones bilaterales entre Rusia y Estados Unidos.
Rusia prepara una respuesta asimétrica y dolorosa ante la incautación de activos en Estados Unidos
El Gobierno ruso ha emitido una advertencia contundente respecto a la reciente aprobación en Estados Unidos de una ley que permitirá la confiscación de activos rusos congelados en su territorio, como parte de las sanciones impuestas a Moscú debido a la situación en Ucrania. Esta normativa, promulgada por el presidente Joe Biden tras un extenso proceso en el Congreso, faculta a las autoridades estadounidenses para tomar posesión de alrededor de 6.000 millones de euros en activos rusos, destinándolos a un fondo especial para Ucrania.
Ante esta situación, el vicepresidente del Consejo de Seguridad Nacional y ex presidente ruso, Dimitri Medvedev, ha confirmado la intención de Rusia de responder de manera asimétrica pero dolorosa a esta nueva ley. Se está evaluando la posibilidad de implementar modificaciones en el código penal ruso como parte de esta reacción, dado que, según Medvedev, los activos operativos de países aliados de Estados Unidos y Ucrania en Rusia son escasos, lo que limita las opciones de respuesta a una estrategia asimétrica que, sin embargo, promete ser contundente.
En un mensaje difundido en su cuenta de Telegram, Medvedev ha sugerido que la legislación rusa debería ir más allá de restringir los derechos de ciudadanos extranjeros señalados como hostiles, proponiendo la posibilidad de permitir la apropiación de propiedades de países considerados adversarios. Los expertos calculan que actualmente hay alrededor de 280.000 millones de euros en activos rusos congelados en la Unión Europea, Canadá, Estados Unidos y Japón, lo cual añade un componente de presión adicional a la situación.
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