En el marco de la política energética de la Unión Europea, se está evaluando la implementación de restricciones para el ingreso de gas licuado ruso en los puertos comunitarios. La medida tiene como objetivo evitar que el gas natural ruso sea reexportado a países que no forman parte de la UE, lo que podría generar una mayor dependencia energética hacia Rusia. Según fuentes cercanas a la Comisión Europea, se está analizando la posibilidad de establecer controles más estrictos en los puertos europeos para garantizar que el gas licuado ruso no sea utilizado para abastecer a terceros países. Esta decisión forma parte de la estrategia de la UE para reducir su dependencia energética hacia Rusia y promover la seguridad energética en la región.
La Unión Europea estudia restricciones para el ingreso de gas ruso en sus puertos
La Unión Europea analiza medidas para limitar la importación de gas licuado ruso en sus puertos, sin prohibir del todo las importaciones a sus países. La medida busca evitar que Rusia siga llenando sus arcas públicas a costa de la venta de gas natural licuado.
Los Estados miembros tienen sobre la mesa una propuesta para vetar la llegada a puertos europeos de metaneros cargados de GNL procedentes de Rusia que no tengan como destino final los países de la UE sino terceros países, acabando así con un comercio triangular en el que se vende en buena medida el gas ruso.
La medida sería una forma de poder aplicar en parte un veto al gas natural ruso, que, de modo unilateral, ya es una posibilidad de la UE pero que ningún país europeo quiere aplicar en solitario.
La directiva de gases renovables aprobada hace apenas unos meses incluía una disposición que indicaba que los gobiernos de la UE que así lo desearan podrían prohibir la llegada a su territorio de barcos cargados de gas procedente de Rusia y de Bielorrusia.
Sin embargo, no parece que esta medida vaya a cumplirse. Los dos principales importadores de gas licuado ruso, España y Bélgica, ya han dejado clara su negativa a proceder a esta prohibición de manera unilateral.
La importación de gas licuado procedente de Rusia y transportado en barco no está sujeta a sanciones europeas que sí vetan ya la llegada de petróleo o de carbón y, al transportarse por mar, tampoco quedan afectadas por el cierre de los gasoductos que conectaban Rusia con el centro de Europa.
En este escenario, España es el país que importa más gas natural licuado. El año pasado, España, Francia y Bélgica recibieron el 80% de estas importaciones, que entre 2021 y 2023 crecieron un 11%. Según Enagás, en enero de 2024 Rusia era el tercer principal origen del gas que entra en España, después del GNL de Estado Unidos y del gas que llega desde Argelia por gasoducto y llegaron de allí 8.687 gigavatios de gas, un 26,9% más que en enero de 2023.
La UE busca encontrar una forma de limitar la importación de gas ruso sin afectar los contratos privados ya firmados, ya que romperlos supondría un costo económico significativo para los países miembros.
La Unión Europea sigue buscando una solución para evitar que Rusia siga beneficiándose de la venta de gas natural licuado, mientras intenta reducir su dependencia de los combustibles fósiles y promover la transición energética hacia fuentes renovables.
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