Después del tope al precio de los alquileres, ¿llega el tope al precio del kebab?

En un giro inesperado, la comunidad gastronómica se encuentra en vilo después de que se anunciara la posibilidad de establecer un límite máximo al precio del kebab. Esto sucede apenas unos meses después de que se implementara un tope al precio de los alquileres, medida que buscaba proteger a los inquilinos de los constantes aumentos en el costo de la vivienda. Ahora, se cuestiona si es hora de frenar la escalada de precios en el mercado de la comida callejera. ¿Será que los dueños de restaurantes y vendedores ambulantes deberán ajustar sus precios para seguir siendo competitivos? La incertidumbre rodea al sector, que se pregunta si este nuevo tope será beneficioso o perjudicial para la economía.

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La crisis del kebab: ¿Cómo un platillo turco se ha convertido en un síntoma de la inflación en Alemania?

El kebab, ese pan de pita relleno de carne a la plancha y verduras, es un clásico de la cocina turca. Y sin embargo, es también muy alemán. No solo porque el país tenga una amplia representación de inmigración llegada de Turquía, sino porque los alemanes llevan medio siglo comiendo kebab (döner o no) y haciéndolo suyo.

Llegó a Alemania en la década de 1970. Eran los tiempos del país partido en dos como consecuencia del final de la Segunda Guerra Mundial. Había una Alemania Occidental y otra Oriental. Entonces Berlín no era capital administrativa (lo era Bonn) porque la ciudad seguía dividida por el muro de la Guerra Fría.

En este medio siglo, el kebab se ha hecho más popular que cualquier salchicha. Se calcula que cada año se consumen en Alemania unos 1.300 millones de Dönerpreisbremse o döner kebab. Sólo en Berlín se comen unos 400.000 al día.

Cómo es el kebab alemán

Cómo es el kebab alemán

A lo largo de los años, los puestos de döner han ido ampliando la variedad de su oferta. El dürüm döner es muy popular: el relleno se envuelve en una tortilla fina de trigo. El döner-box se sirve con carne de döner, patatas fritas y ensalada. El vöner es original de Berlín: en lugar de carne, en la barra giratoria se asa una hamburguesa de cereales y verduras.

Saben mejor con unas gotas de limón, cilantro y queso rallado, recomiendan en visitberlin. Los vegetarianos también pueden comer falafel y halloumi en pan de pita.

Kebab (brocheta) o también döner (giratorio), lo cierto es que es un gran negocio. Los kebabs suponen en Alemania unas ventas de 7.000 millones de euros anuales. Por eso, que este platillo sabroso y callejero lleve años subiendo de precio es allí una noticia de portada.

Un asunto de Estado

Para que nos hagamos una idea es como si a Pedro Sánchez le preguntaran en las ruedas de prensa por el precio del pincho de tortilla. Eso le pasa al canciller, Olaf Scholz, que durante sus apariciones públicas le insisten con el precio de los kebabs.

Es bastante sorprendente que allá donde voy, sobre todo los jóvenes, me preguntan si no debería haber un freno al precio del döner, ha dicho el jefe del Gobierno.

Tanta es la insistencia que su Gobierno ha tenido que explicar en redes sociales por qué el kebab se ha disparado. La razón es, en buena medida, el aumento de los costes salariales y energéticos.

Tú preguntaste, nosotros respondemos. Hoy: ¿Por qué se ha encarecido tanto el kebab?. Muchos de vosotros nos habéis enviado mensajes directos pidiendo mejores precios. Os hemos resumido por qué ha subido tanto el precio. y qué pueden hacer los políticos ante la subida de precios (no solo del kebab), se lee en una publicación del Gobierno Federal en su Instagram:

La ciudadanía está indignada: hay que pagar una media de 7 euros por un kebab. Y eso porque su precio ha subido un 75% en los últimos años. Duele en el bolsillo porque este producto era considerada en Alemania la opción más barata y asequible para resolver una almuerzo o una cena. Si no tenías para un kebab es que, realmente, no tenías.

Allá donde voy me preguntan si no debería haber un freno al precio del döner.

La subida no ha sido repentina sino un proceso que se arrastra desde hace años. Sí, todo sube, pero no tanto. En 2019, el precio de un kebab en un kiosko callejero de cualquier ciudad alemana era de 4 euros, según datos de Medium. En 2021, ya se pagaban 4,9 y 6 euros en 2023. Ahora, en 2024, hay que abonar 7 euros. Esa es la media, porque hay lugares donde ya alcanzan los 10.

Kabāb desde al menos el siglo X

Un libro de la cocina persa y árabe del siglo X ya recoge descripciones de kabāb como carne troceada, ya sea frita en una sartén o asada al fuego. Hoy, el término kebab se refiere a una amplia variedad de comidas en pinchos originarias del Medio Oriente y que posteriormente fueron adoptadas en los Balcanes, el Cáucaso y otras partes de Europa, así como en zonas del sur y centro de Asia. En general, la palabra kebab, sin más calificativo, nombra al shish kebab, que se cocina en un pincho. Sin embargo, en Oriente Medio el nombre hace referencia a carne que es asada o cocida en rollos de carne prensada en un hornillo vertical y puede ser servido sobre platos, en dürüm o lahmacun.

La subida del precio del kebab simboliza la inflación. Detrás de su subida está, una vez más, la guerra en Ucrania, que ha provocado un aumento en los costos de la energía. La inflación también ha subido en Alemania, lo que se ha reflejado en el costo de los alimentos básicos. A ello se añade el mal momento de la economía alemana, que ya bordea la recesión. 2023 lo cerró con una caída del 0,3% en su PIB.

Ponerle un límite como a los alquileres

El asunto ha llegado al Bundestag. El Parlamento alemán va a discutir algunas propuestas que se han presentado para limitar el precio máximo del kebab, esas cosas que van contra el libre mercado pero a las que se acostumbraron en la otra Alemania, la Oriental.

Die Linke, partido de extrema izquierda, va a presentar una propuesta para poner un límite al precio del döner kebab, como ha adelantado Stern. Dicen que sería algo parecido al límite de los alquileres que ya se aplicó en algunas zonas del país con los precios muy tensionados.

Plantean que el precio para los jóvenes sea de 2,90 euros y de 4,90 para los adultos. Para ello el Estado tendría que subvencionar el precio y para hacerlo tendría que abonar 4.000 millones de euros anuales, calcula Die Linke.

Da igual: el canciller Scholz ha descartado el control de precios. Lo considera inaplicable porque estamos en una economía de libre mercado.

José Manuel Pérez

Soy José Manuel, un experto en temas de actualidad nacional española y colaborador del Diario Online, un periódico independiente que se caracteriza por ofrecer información veraz y objetiva. Mi pasión por el periodismo me impulsa a investigar a fondo cada noticia para brindar a nuestros lectores contenido relevante y de calidad. Con mi experiencia y conocimientos, me esfuerzo por contribuir al debate público y mantener informada a nuestra audiencia sobre los acontecimientos más importantes en España. ¡Sígueme para estar al tanto de toda la actualidad!

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