El Tribunal Supremo ha confirmado la sentencia que impone una condena de más de 21 años de cárcel a un individuo culpable de asesinar y decapitar a un amigo en Huelva en octubre de 2020. Este atroz crimen conmocionó a la sociedad por su brutalidad y falta de humanidad. La decisión del Tribunal Supremo ratifica la gravedad de los actos cometidos, reafirmando la responsabilidad penal del acusado. La sentencia destaca la importancia de hacer justicia y proteger la integridad de los ciudadanos ante tales actos de violencia extrema. La resolución emitida refleja el compromiso del sistema judicial en perseguir y sancionar a quienes violan la ley y ponen en riesgo la seguridad y la vida de otros.
Tribunal Supremo ratifica condena por brutal asesinato y decapitación en Huelva
El Tribunal Supremo ha confirmado la condena a 21 años y 5 meses de prisión a un hombre por matar a un amigo, decapitarlo y posteriormente caminar con su cabeza por la calle para luego arrojarla en un contenedor en Huelva.
Los hechos ocurrieron el 29 de octubre de 2020, cuando el condenado acudió al domicilio de la víctima y, con ánimo de causarle la muerte, agarró un esqueleto metálico de calentador y le golpeó al menos dos veces en la cabeza, provocándole la muerte de manera inmediata. Posteriormente, seccionó completamente la cabeza de la víctima y la dejó en una plaza de Huelva.
Tras beber cerveza y consumir drogas, el condenado limpió la escena del crimen y posteriormente colocó la cabeza en una bolsa que luego mostró a otras personas en la calle antes de huir.
La Audiencia de Huelva le condenó por asesinato y profanación de cadáver, imponiéndole además una indemnización a los familiares de la víctima. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ratificó esta sentencia, desestimando los recursos presentados por las partes.
El Tribunal Supremo rechazó la aplicación de la agravante de abuso de confianza, argumentando que no podía aplicarse al apreciarse la agravante de alevosía. Además, se desestimó la petición de los familiares de imponer el delito contra la integridad moral, ya que no se demostró que la exhibición de la cabeza tuviera como objetivo que la viera la familia.
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