La situación en el sur de Brasil se vuelve cada vez más crítica. La crisis climática que afecta a la región desde hace semanas no da tregua, y las inundaciones continúan cobrándose vidas. Lamentablemente, el número de víctimas mortales sigue en ascenso, llegando a la cifra de 152 muertos. Las autoridades locales y nacionales trabajan arduamente para atender a los afectados y contener el daño, pero la magnitud de la catástrofe es abrumadora. La situación es especialmente grave en las zonas rurales, donde la falta de infraestructura y recursos hace que la población sea más vulnerable a los efectos del cambio climático. En este sentido, es fundamental que se tomen medidas urgentes para mitigar el impacto de la crisis climática y proteger a las comunidades más vulnerables.
Crisis climática en Brasil: lluvias torrenciales dejan 152 muertos y más de 600.000 personas desplazadas
Las inundaciones causadas por los temporales que azotan al sur de Brasil han dejado un saldo trágico: 152 muertos y más de 600.000 personas desplazadas. Según el último balance de la Defensa Civil, el número de desaparecidos asciende a 104.
El estado de Río Grande do Sul, fronterizo con Argentina y Uruguay, es el más afectado, con 151 de los muertos, el 90% de los municipios afectados y más de dos millones de damnificados. Con una población total estimada en 11,3 millones de habitantes, unas 615.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y ahora se refugian en albergues improvisados dependiendo de donaciones o en las residencias de algún amigo o familiar.
La situación ha sido mucho más moderada en el vecino estado de Santa Catarina, donde se ha notificado una muerte. En Porto Alegre, la capital de Rio Grande do Sul, las aguas comienzan a menguar tras dos días sin lluvias y el río Guaíba, que desde el 3 de mayo ocasionaba las inundaciones en el centro de la ciudad, ha bajado de los cinco metros.
Los daños causados por las aguas son visibles en las calles de algunos barrios de la ciudad, donde se ven ratas y animales muertos y un fuerte hedor. Mientras, en el sur del estado, en la Lagoa do Patos, las aguas continúan subiendo y ya han duplicado los niveles, por lo que varios municipios aledaños permanecen bajo alerta.
En medio del caos que se vive en la región, las autoridades han logrado restablecer los servicios de agua y luz en el 95% de los hogares, pero unas 90 vías continúan bloqueadas y el aeropuerto internacional de Porto Alegre, el principal de la región, prosigue cerrado.
Las medidas económicas para la región no se han hecho esperar y el presidente brasileño, Lula da Silva, anunció un nuevo paquete de ayuda para unas 200.000 familias del estado de Rio Grande do Sul que lo han perdido todo por las inundaciones. Además de desembolsar unos 1.200 millones de reales (222 millones de euros) que serán repartidos entre las familias, estas podrán acceder de forma anticipada a un fondo de garantías laborales. Se les facilitará, además, el crédito público para la reconstrucción de viviendas o la compra de nuevas.
Las nuevas ayudas se suman a los 50.000 millones de reales (9.090 millones de euros), anunciadas la semana pasada por el Gobierno. En ellas, se contempla la asistencia directa y créditos subvencionados para pequeñas empresas, entre muchas otras medidas.
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