La ira puede multiplicar nuestro riesgo de sufrir un ictus o infarto, mientras que otras emociones no tienen el mismo impacto, según un nuevo estudio

Un nuevo estudio revela un dato alarmante sobre la relación entre las emociones y la salud cardiovascular. La ira, una emoción que puede parecer inofensiva, puede multiplicar nuestro riesgo de sufrir un ictus o infarto. Sin embargo, no todas las emociones tienen el mismo impacto en nuestra salud. Según los investigadores, mientras que la ira parece tener un efecto negativo en la salud cardiovascular, otras emociones como la felicidad o la relajación no parecen tener el mismo impacto. Este estudio destaca la importancia de manejar adecuadamente nuestras emociones para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas. ¿Cuál es el mecanismo que relaciona la ira con la salud cardiovascular? ¿Cómo podemos reducir el riesgo de sufrir un ictus o infarto?

Index

La ira, un riesgo para la salud cardiovascular

Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte en España, a pesar de que en muchos casos se pueden prevenir con cambios en nuestro estilo de vida. La dieta, el ejercicio físico y el estrés pueden marcar la diferencia en cuanto a los eventos cardiovasculares más graves, como el ictus o el infarto.

Ahora, una investigación ha descubierto que la ira tiene particularidades respecto a otras emociones negativas, como la tristeza o la ansiedad, que afectan concretamente a nuestra salud cardiovascular.

El efecto de la ira en los vasos sanguíneos

El efecto de la ira en los vasos sanguíneos

Los resultados de este estudio, publicados en la revista académica Journal of the American Heart Association, ofrecen una nueva ventana a la compleja relación que existe entre nuestra salud mental y nuestra salud cardiovascular.

En el estudio, se reclutó a un grupo de 280 adultos sanos, a los que se les encomendó una de cuatro tareas de recuerdo emocional. Durante estos ejercicios, se les pidió que explorasen recuerdos y experiencias asociados a una emoción: ira, ansiedad, tristeza y una condición emocionalmente neutral.

Los investigadores emplearon una combinación de marcadores serológicos para evaluar la salud de las células endoteliales (aquellas que forman el endotelio o el recubrimiento interno de los vasos sanguíneos) y testearon la hiperemia reactiva, o la velocidad a la que los vasos sanguíneos son capaces de expandirse y facilitar el tránsito de sangre en caso de una oclusión.

Menor capacidad de dilatación

Lo que encontraron es que, durante los episodios de recuerdo de experiencias y recuerdos asociados a sentimientos de ira, la habilidad de los vasos sanguíneos para dilatarse se veía perjudicada, lo que restringía el flujo sanguíneo. Este estado se mantenía durante cuarenta minutos después del ejercicio antes de retornar al valor base, y no aparecía en el caso de otras emociones.

El hallazgo resulta consistente con algunas cosas que sabemos que tienen lugar en nuestro cuerpo cuando sentimos ira. Al fin y al cabo, se trata de un estado emocional fuerte que activa nuestra respuesta de 'huida o combate', con los cambios endocrinológicos que ello implica.

La relación entre salud mental y cardiovascular

No se trata de la primera vez que un estudio científico explora la relación que existe entre la ira y la salud cardiovascular. Un famoso artículo publicado por expertos de la Universidad de Harvard hace diez años ya halló que, tras un episodio de ira intensa, el riesgo individual de ataque cardíaco o de ictus aumentaba, especialmente en las dos horas inmediatamente posteriores.

Hasta el momento, no comprendemos con exactitud cuál es el mecanismo preciso que relaciona la ira con la salud cardiovascular. Sin embargo, cada vez tenemos más evidencias de una fuerte asociación entre determinados marcadores de salud mental con consecuencias reales en nuestra salud fisiológica.

Esto clase de descubrimientos está permitiendo que caminemos cada vez más hacia concepciones más amplias de nuestra salud, que pasan muchas veces por intervenciones multidisciplinares más completas para mejorar la calidad de vida y la supervivencia de las personas.

Tal vez, gracias a hallazgos como el de este estudio, en un futuro no muy lejano sean cada vez más comunes las estrategias como la psicoterapia o las técnicas de manejo emocional y del estrés para vivir más y mejor.

Referencias:

Daichi Shimbo, Morgan T. Cohen, Matthew McGoldricl, Ipek Ensari, Keith M. Diaz, Jie Fu, Andrea T. Duran, Shuqing Zhao, Jerry M. Suls, Matthew M. Burg & William F. Chaplin. Translational Research of the Acute Effects of Negative Emotions on Vascular Endothelial Health: Findings From a Randomized Controlled Study. Journal of the American Heart Association (2024). DOI: https://doi.org/10.1161/JAHA.123.032698

Elizabeth Mostofsky, Elizabeth Anne Penner, Murray A. Mittleman. Outbursts of anger as a trigger of acute cardiovascular events: a systematic review and meta-analysis. European Heart Journal (2014). DOI: https://doi.org/10.1093/eurheartj/ehu033

Susana Vidal

Soy Susana, redactora de la página web Diario Online, un periódico independiente de actualidad nacional española. Mi pasión por la escritura y la veracidad de la información me lleva a investigar a fondo cada noticia que publicamos. Con un enfoque objetivo y crítico, me esfuerzo por ofrecer a nuestros lectores contenidos relevantes y de calidad. Mi compromiso es mantener informada a la sociedad española, abordando temas de interés público con profesionalismo y ética periodística. ¡Gracias por seguirnos en nuestra plataforma digital!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir