En un esfuerzo por fomentar la cultura andaluza entre los jóvenes, las aulas de Madrid se han convertido en tablaos vivos, donde el flamenco late con fuerza. Esta innovadora iniciativa busca unir a los jóvenes con la rica herencia cultural de Andalucía, a través de la música, el baile y la expresión artística. De la mano de profesores apasionados y artistas flamencos, los estudiantes de Madrid tienen la oportunidad de descubrir y disfrutar de la pasión y la energía del flamenco, convirtiendo las aulas en un espacio de creación y expresión. ¿Qué mejor manera de promover la diversidad cultural y fomentar la creatividad en las nuevas generaciones?
La pasión flamenco en las aulas: tablaos en escuelas de Madrid para unir a jóvenes con la cultura andaluza
En el distrito de Puente de Vallecas, en la Comunidad de Madrid, se encuentra la taberna flamenca El Cortijo, donde la dueña expresa su deseo de acercar los tablaos a los vecinos, y no solo a los turistas. Esta iniciativa forma parte de la campaña Del Aula al Tablao, que busca unir a jóvenes con la cultura andaluza.
En este tablao, y otros tres más, se han preparado para acoger a varios alumnos de primero de la ESO para acercar al público más joven este arte, y lugares emblemáticos de la Comunidad de Madrid, con más de 70 años de historia.
Una experiencia única para los estudiantes
Al bajar las escaleras de El Cortijo, las luces del local se atenúan para dejar el foco puesto en el escenario. Los alumnos de 12 años permanecen inquietos y alborotados en sus taburetes de madera hasta que el espectáculo comienza. La bailaora profesional y experta en pedagogía, Silvia Marín, hace de maestra de ceremonias para ir presentando al resto del equipo compuesto por bailaores, cantaores y guitarristas.
En algo más de una hora, los estudiantes se introducen en cuestiones básicas como los distintos palos del flamenco, el cante jondo o en el uso del abanico. Los más atrevidos probaron suerte al pisar la tarima e intentar replicar los pasos y ritmos que aprendieron.
La experiencia fue acompañada de pedagogía, entretenimiento y muchas risas, especialmente cuando los profesores que acompañaban a la clase se animaron también a participar en un baile.
El flamenco como unión de culturas
La bailaora Silvia Marín explica a los niños y niñas que el flamenco es unión, la aportación de muchas culturas. En un ambiente distinto al habitual, los alumnos aprendieron parte de la historia de este arte, como la apertura del primer tablao flamenco en Madrid, Tablao Flamenco 1911, en el Barrio de las Letras.
Desde entonces, la región ha sido punto de encuentro de artistas icónicos como Las Grecas o Los Chorbos. Por los barrios de la capital, el Flamenco fue adquiriendo nuevos ritmos y sonidos que derivaron en la rumba madrileña, popular en los barrios de Vallecas, Caño Roto o Carabanchel.
Un arte que merece ser valorado
La dueña de El Cortijo espera que se pueda volver a repetir esta experiencia, ya que es importante que la gente se anime más a venir. Este espacio es uno de los pocos que se sitúa alejado de la zona centro de la ciudad, ya que fue pensado para que los vecinos pudieran reunirse allí a disfrutar de la música.
La historia e influencia del mantón de Manila que enlaza Asia e Hispanoamérica con Madrid es otro ejemplo de la riqueza cultural que rodea al flamenco. La Comunidad de Madrid ha declarado este arte como Bien de Interés Cultural y ha ampliado las actividades relacionadas con él, como la exposición sobre el mantón de Manila y su relación con las rutas comerciales entre Asia e Hispanoamérica.
Esperemos que iniciativas como esta sigan fomentando la unión entre las nuevas generaciones y la cultura andaluza.
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