La Sindicatura de Greuges de Barcelona ha emitido un comunicado en el que insta al Ayuntamiento de la ciudad condal a avanzar en la eliminación de símbolos fascistas que aún perduran en el espacio público. Esta petición se enmarca en un contexto de revisión y reevaluación de la simbología relacionada con el pasado autoritario, con el objetivo de promover la memoria histórica y construir un entorno más inclusivo y respetuoso. La Sindicatura destaca la importancia de poner fin a la presencia de elementos que exalten regímenes totalitarios y que puedan herir la sensibilidad de determinados sectores de la sociedad. Es crucial que las autoridades municipales tomen medidas efectivas para erradicar cualquier vestigio de apología al fascismo y fomentar valores democráticos y de convivencia pacífica.
Retirada de simbología fascista en Barcelona. Síndic de Greuges de Barcelona
Casi medio siglo después de la muerte del dictador, Francisco Franco, en algunos lugares de Barcelona todavía permanecen restos de aquella dictadura en forma de placas con símbolos fascistas. Por ello, desde la Sindicatura de Greuges de Barcelona han reclamado este miércoles al Ayuntamiento seguir avanzando en la retirada de simbología fascista. El organismo que dirige David Bondia ha trasladado dos recomendaciones a la concejalía de Promoción Económica, Trabajo, Feminismos y Memoria Democrática: hacer público el censo de placas y otras referencias a retirar y valorar crear un canal para que la ciudadanía pueda comunicar simbología fascista que detecte.
El objetivo de eliminar todos los vestigios existentes sobre un período de la historia en el que se vulneraron los derechos humanos de manera sistemática, ha explicado la sindicatura en un comunicado. La Ley de memoria democrática obliga su retirada.
El organismo que dirige Bondia recuerda que la Ley 20/2022 de Memoria Democrática tiene por objeto la recuperación, salvaguardia y difusión de la memoria democrática, entendiéndola como la reivindicación y defensa de los valores democráticos y los derechos y libertades fundamentales a lo largo de la historia contemporánea de España. También define cuáles son los elementos contrarios a la memoria democrática, establece el procedimiento para su retirada o eliminación, y dictamina las formas y los plazos de estas actuaciones, sean iniciadas por la administración pública o por la ciudadanía.
Además, la ley determina que la Administración General del Estado debe elaborar un catálogo de símbolos y elementos contrarios a la memoria democrática. Sin embargo, todavía no está disponible. La Sindicatura ha puesto en valor la labor realizada por el consistorio en este ámbito. Sin embargo, añade que el censo de simbología fascista, previsto para este año, debería ser público, así como el procedimiento a seguir para su retirada.
El Ayuntamiento de Barcelona inició el proceso de retirada de estos elementos en 2015 y, asegura, que se mantiene hasta la actualidad. De este modo, si se detecta cualquier elemento contrario a la Ley de Memoria Democrática, los servicios técnicos de cada distrito proceden a activar su retirada.
En esta línea, la sindicatura ha apuntado que el consistorio continúa trabajando en el proceso de detección y retirada de simbología fascista en toda la ciudad, y prevén tener una propuesta de censo de elementos a retirar en junio de 2024, a partir de las informaciones de los distritos afectados y de la valoración de los servicios jurídicos.
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