Los avances en la medicina han permitido la realización de test genéticos que revelan información crucial sobre la predisposición de una persona al cáncer. Sin embargo, una reciente investigación ha revelado que los factores ambientales también juegan un papel determinante en el riesgo de desarrollar esta enfermedad. A pesar de la relevancia de los test genéticos, no se puede pasar por alto la influencia del entorno en la salud de las personas. Esta noticia subraya la complejidad del cáncer como enfermedad, donde tanto la genética como el medio ambiente interactúan de manera significativa. Es fundamental considerar ambos aspectos al abordar la prevención y el tratamiento del cáncer, para así ofrecer una atención integral y efectiva a los pacientes.
Los factores ambientales influyen en el riesgo de cáncer, más allá de los test genéticos
Expertos alertan sobre la importancia de considerar los factores externos en el cáncer. Según fuentes consultadas por 20minutos, cerca del 85% de los tumores son esporádicos, causados por factores ambientales, hábitos de vida o el envejecimiento. Solo un pequeño porcentaje, entre el 5 y el 10%, son de origen genético o hereditario, siendo los más comunes los de mama, ovario y colon.
La complementariedad entre genética y ambiente en el riesgo de cáncer
El cáncer es una enfermedad compleja, producto de la interacción entre factores genéticos y ambientales. Los cánceres hereditarios surgen de mutaciones genéticas transmitidas en la línea germinal, aumentando la susceptibilidad individual a desarrollar la enfermedad. Realizar test genéticos permite estimar el riesgo de padecer diferentes tipos de tumores a lo largo de la vida del individuo, lo cual facilita el diseño de protocolos de seguimiento clínico para la prevención eficaz de la aparición de tumores.
Los diagnósticos de cáncer colorrectal cada vez son más jóvenes, pero no acuden al médico en los primeros síntomas. Las personas portadoras de mutaciones en genes de predisposición a cáncer tienen un mayor riesgo que aquellos sin ellas, y es fundamental seguir un protocolo establecido con profesionales de la salud ante resultados positivos o negativos en las pruebas genéticas.
Los factores externos, igual de importantes
Además de la genética, los factores ambientales y de estilos de vida influyen en el riesgo de desarrollar un tumor. Hábitos modificables como la dieta, el tabaquismo, la actividad física, la exposición a carcinógenos y agentes hormonales, así como el envejecimiento, son elementos a tener en cuenta para evaluar el riesgo individual de cáncer. La prevención, vigilancia y monitoreo son clave para detectar la enfermedad en etapas tempranas y aumentar las posibilidades de cura.
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