En un histórico paso hacia la justicia y la reparación, el Reino Unido ha decidido otorgar indemnizaciones de hasta 245.000 euros a los pacientes más graves afectados por la sangre contaminada. Esta medida es un reconocimiento a las víctimas que han sufrido grave daño a causa de la transfusión de sangre infectada con virus como el VIH y la hepatitis. La decisión del gobierno británico es un paso importante hacia la reparación del daño causado a estas personas y sus familias, que han tenido que enfrentar años de sufimiento y dolor. Esta noticia es un alivio para aquellos que han luchado por justicia y compensación durante tanto tiempo.
Reino Unido otorga indemnizaciones a víctimas de sangre contaminada
El Gobierno británico ha anunciado que otorgará indemnizaciones de 210.000 libras (245.000 euros) a las víctimas del escándalo de las transfusiones de sangre contaminada que afectó a más de 30.000 personas en el Reino Unido entre 1970 y 1991.
Una investigación independiente llevada a cabo durante cinco años determinó que las infecciones y muertes de pacientes no fueron un accidente sino que podrían haberse evitado mayoritariamente.
El secretario de Estado del Ministerio del Gabinete, John Glen, informó que los pagos adelantados se entregarán en un plazo de 90 días, que comenzará este verano, para que puedan llegar a quienes los necesitan con mayor urgencia. Las indemnizaciones finales se efectuarán antes del próximo año y estarán exentas de algunos impuestos.
El escándalo de la sangre contaminada se originó cuando miles de personas que requirieron transfusiones de sangre y medicamentos para la hemofilia en la Sanidad pública (NHS) fueron expuestas a sangre contaminada con VIH, Hepatitis B, C y enfermedades virales crónicas producto de la falta de análisis que controlasen las donaciones.
Un desastre sanitario que ha llevado a la muerte a unos 2.900 adultos y niños y ha infectado a más de 30.000 personas. El exmagistrado a cargo de la investigación, Brian Langstaff, destacó que el desastre de la sangre infectada continúa ocurriendo hoy en día, ya que algunos de los pacientes afectados se siguen muriendo cada semana.
La importación de sangre de Estados Unidos, donde los donantes recibían un pago por su sangre, contribuyó a la contaminación de la sangre. Muchos de estos donantes eran de grupos de riesgo como drogadictos, trabajadores del sexo y presos.
El Gobierno británico ha reconocido su responsabilidad en este escándalo y ha decidido indemnizar a las víctimas que aún viven.
Deja una respuesta